Tras expandirse por el valle del Ebro, los Celtíberos transportaron estaño de Inglaterra hasta las tierras de los pre-iberos de Tortosa. El rey Argantonio de Tartessos comenzó a acumular el preciado metal y trató de buscar un comprador. Ya conocía a los fenicios, que desde hacía siglos negociaban con su territorio, tal como indican los hallazgos arqueológicos de la zona. Pero los Celtíberos le advirtieron que no podía vender el estaño a los fenicios ya que, en cierta manera, se trataba de “estaño de contrabando”. Era el mismo estaño que los fenicios transportaban desde Inglaterra por el estrecho de Gibraltar. Así que el rey Argantonio se encontró de golpe con un suministro ilimitado de estaño pero no tenía ningún comprador.
Cuando en el año 630 ac apareció por sus costas el navegante griego Coleo de Samos, Argantonio se encontró por sorpresa con el distribuidor que tanto necesitaba. El astuto rey ideó una forma rápida y simple de llamar la atención de los griegos. Les entregó todas las reservas de estaño que tenía almacenadas (con un precio equivalente de unos 1500 kilos de plata) y esperó que los griegos volviesen a por más. Y acertó, al poco tiempo aparecieron otros comerciantes griegos de la isla de Focea que acabaron instalándose en Marsella. Esta situación coincide con la descripción de Herodoto cuando dice que “Este mercado estaba en aquel tiempo inexplotado todavía”, algo que no tendría sentido si Tartessos estuviera en la zona del Guadalquivir, donde los fenicios llevaban asentados desde hacía 500 años.
Los griegos accedían al estaño por dos rutas: la ruta del Loira-Ródano y la ruta del Ebro, pasando a competir con los fenicios ofreciendo precios más bajos. Sobre el año 600 ac el estaño procedente de Tartessos ya llegaba en abundancia a Grecia, tal como indican las referencias antiguas al “bronce tartésico”.
Pausanias, "Periegesis de la Hélade",
"En Olimpia hay un tesoro de los de Sición, ofrenda de Mirón, tirano de Sición. La ofreció cuando en la Olimpiada XXXIII (600 ac) venció en las carreras de carros. En el tesoro, hay dos cámaras, una de orden jónico y otra dórico. Yo mismo vi que están hechas de bronce y no sé si precisamente tartésico, como afirman los eleos."
Los fenicios comenzaron a notar la competencia griega y vieron cómo sus beneficios caían. Esto provocó una crisis que puede apreciarse en todas las excavaciones arqueológicas de las colonias fenicias durante el siglo VI ac. Las colonias no tenían suficientes beneficios para comprar productos más elaborados y tenían que producirlos ellos mismos.
Ante la presión de los griegos en el Mediterráneo, los fenicios decidieron probar una ruta alternativa en colaboración con el faraón de Egipto. La idea consistía en circunvalar el continente africano desde el mar rojo al estrecho de Gibraltar y establecer una ruta marítima de Egipto a Inglaterra sin pasar por el Mediterráneo. Los fenicios ya habían navegado hasta Tanzania por el este y hasta las islas Canarias por el oeste, por lo que imaginaron que el trayecto de Tanzania a Canarias debería ser bastante corto. En el año 600 ac los fenicios completaron la primera circunvalación de África de la historia. Tardaron tres años en completar el viaje, ya que África es en realidad muchísimo más extensa de lo que los fenicios imaginaron, por lo que la nueva ruta resultaba inviable en la práctica. Esta expedición fenicia es una evidencia de que en el año 600 ac los fenicios controlaban el estrecho de Gibraltar, ya que no se habrían planteado realizar un viaje tan arriesgado si no tuvieran la seguridad de que al llegar a Gadir les estarán esperando sus compatriotas.
Herodoto, Historia
“Neco, rey de Egipto, (..) despachó en unas naves a ciertos fenicios, dándoles orden que volviesen por las columnas de Hércules al mar Mediterráneo hasta llegar a Egipto. Saliendo, pues, los fenicios del mar Rojo, iban navegando por el mar del Noto: durante el tiempo de su navegación, así que venía el otoño salían a tierra en cualquier costa de Libia que les cogiese, y allí hacían sus sementeras y esperaban hasta la siega. Recogida su cosecha, navegaban otra vez; de suerte que, pasados así dos años, al tercero, doblando por las columnas de Hércules, llegaron a Egipto.”
El rey Argantonio era consciente de que sus negocios con el estaño eran arriesgados ya que suponían una amenaza comercial para los fenicios y que en cualquier momento podían enviar su poderosa flota y destruir su ciudad. La única forma que tenía de protegerse de la amenaza fenicia era la protección de la flota griega, que era más poderosa que la propia flota fenicia. Esa es la razón que explica porqué fué tan generoso y amistoso con los griegos foceos.